Análisis: Solatorobo, Red the Hunter

viernes, 20 de enero de 2012

Yo era de los que cogían un juego y, por muy feo que fuese, si la cosa iba como la seda, lo jugaba. Yo era de esos que defendían la jugabilidad a capa y espada, como lema de vida, buscándola en todo título y lanzando a la profunda mediocricidad todo aquello que me parecía repetitivo. Yo era de los que decían "una buena historia es impagable" y luego me pasaba horas metido en el Counter Strike. Yo "era", y hablo en pasado porque, después de jugar a Solatorobo, Red the Hunter, soy mucho mejor persona de lo que era antes.
  

Muchos han sido los juegos de DS que han llamado la atención en este pasado 2011, por lo general, por su fácil jugar o acercamiento al jugón. En Pokemon encontramos el caso de como hacer bien las cosas una y otra vez, sin cambiar la fórmula demasiado. Con Zelda, nos topamos la contraparte, un claro ejemplo de como cambiando el modo de juego y manteniendo ambos, personaje y trama, se pueden hacer cosas magníficas. Ahora, en Solatorobo, no esperéis encontraros con un Pokemon, ni mucho menos con un Zelda, aunque quizás, lo mejor de este juego sea su capacidad para haberse podido distanciar de los demás títulos, partiendo desde 0 y no sobresaliendo como juego (en suma). Solatorobo es un juego único y especial que debemos jugar con cariño y esmero, sin meterle prisa y saboreando cada cinemática, cada música y cada sonidito que emite nuestra consola.


Jugando con cariño

Pero no nos precipitemos, primero una breve introducción; jugamos como Red, un cazarecompensas que junto a su hermana sobrevuelan un mundo plagado de islas voladoras, malvados que no lo son tanto, y misiones secundarias bastante originales (aunque poco inspiradas). Esto, claro, nos acabará llevando a salvar el mundo. Por cierto, Red, al igual que el 50 o 60 % de los habitantes del juego, es un Caninus (hombre perro), mientras que el resto son Felinekos (hombres gato). AH, y Red TIENE UN MECHA.

Si bien la originalidad es un factor importante y presente durante toda la aventura, el punto en el que quiero hacer especial incapié es en los gráficos. OH, los gráficos. Habría que inventar una palabra nueva para definir lo que se ve en nuestras DS mientras jugamos a Solatorobo. Red y su troupe brillan como nunca había visto a otros hacerlo en una portátil. Si bien, los gráficos de Pokemon blanco y negro o los de Zelda. Phantom Hourglass, nos dejaron sin habla, tengo que partir una lanza en favor de Solatorobo: Son realmente incomparables.

Esto no significa que los gráficos de los otros titulillos que plagan la portátil de Nintendo sean horripilantes, no chicos, no es el caso. El caso es, precisamente, que lo que he visto en Solatorobo, tanto en animación (porque hay animación) como en cinemática ingame pura y dura, no lo he visto en ningún otro sitio. Es precioso en serio, aunque al principio puede chocar a la vista, al final acaba tocandote gentilmente el corazóncito y, sinceramente, si no te gusta lo que ves, es que no tienes alma.

Su banda sonora está bien escogida; no puedo decir que sea sobresaliente porque en realidad no recuerdo ningún tema en particular (a excepción de los openings y endings que son brutales), pero desde luego que te sumerge en la aventura. Digamoslo así; si los gráficos son lo primero que te retiene en Solatorobo, la música remata la faena.

Centrándonos en el argumento, la historia es la guinda del pastel. El juego está dividido en dos partes, ambas con openings diferentes estilo anime, muy bonicos. La primera es cuasi introductoria, con una duración que debería haber sido menor para alargar la brillante (y más original) segunda mitad. La duración total es de unas 24 horas, completando el 90% de las misiones disponibles, pero siempre podemos alargar este tiempo con las misiones descargables (a través de la Wi-fi de Nintendo).
Los personajes son todos muy monosos y carismáticos, cosa que te lleva a querer amarlos desde el instante -1. Pero sin ninguna duda, lo que más me ha tocado de todos ellos es que, de alguna forma, crecen, aprenden y sienten a lo largo de la aventura. Por más duro que seas, acabarás sufriendo, riendo y celebrando con ellos cada una de las victorias que consigas. Te lo aseguro.


El perro, la espada y el mecha
La cara fea de este bonito cuadro tenía que llegar, y es que, Solatorobo peca de un gran defecto que hará de lastre y verdugo para los más hardcoretas: Su escasa JUGABILIDAD.
No se que definición mental tendréis vosotros, chicos, para la palabra jugabilidad, pero en este blog, o al menos, en este post, yo considero jugabilidad todo lo que entra en el terreno de la diversión, dejando de lado lo vistoso e interesante que pueda ser el juego. Así que, sí, en ocasiones, Solatorobo es aburrido, y todo por el despropósito de mecánica de combate que han decidido encasquetarle. Para empezar, todos los combates se llevan a cabo subidos en el mecha de Red; si nos encontramos lejos de él seremos carne de cañón, literalmente. Esto no tiene porque ser malo, pero ya empieza a cantar un poco el hecho de que Red tenga una espada, ¿para que diablos se nos da un arma si no vamos a poder emplearla en combate? lo gracioso es que si que podemos usarla, pero sirve para ATURDIR; ya lo he visto todo.
















Subidos ya en el mecha, ¿el juego cumple con lo que espera encontrar un jugador medio en una mecánica de combate basada en roboticos? pues, acuñando el famoso refrán: No le pidáis peras al olmo.
Solatorobo no es un juego de acción, o mejor dicho, no está diseñado para que ésta se desarrolle de forma lúdica; El mecha es personalizable hasta cierto punto, podemos subir sus estadísticas de ataque, defensa, velocidad y poder, pero la verdad es que esto influirá bien poco en el resultado de la confrontación. En cuanto a los combos, son inexistentes. Preparaos para quemar el botón A, porque es lo único que haréis durante la refriega. Todo esto, sumado a la ausente dificultad, llevan a Solatorobo, Red the Hunter, a darse de morros, casi antes de haber despegado los pies del suelo siquiera.


Conclusiones
Pese a todas sus taras, si se juega con cariño y se le dedica el tiempo necesario, Solatorobo demuestra que posee ese encanto especial que, aún obligándonos a lidiar con cientos de combates tediosos, consigue que sigamos jugando como si no hubiera mañana. Para cuando queramos darnos cuenta del tiempo que hemos invertido pulsando A, su apartado artístico y su universo, ya se habrán alojado en nuestro hipotálamo, cual cancer del amor, emanando felicidad hacia todos nuestros receptores de placer. Y es que, Solatorobo, Red the Hunter, es como el perrito cojo de la vecina del quinto: Sabes que le falta algo, pero aún así, no puedes dejar de jugar con él.

1 comentarios:

Juegui dijo...

Muy buen analisis! :D el opening estilo anime fue lo que mas me sorprendio cuando lo puse por primera vez, es genial! XD

Lo que yo quitaria son las misiones, no estan mal, pero eso de subir de rango es un coñazo XD y bueno normalmente en los juegos facilillos en los que no tienes que hacer practicamente nada para avanzar, tienen una buena historia para engancharte XD aunque el final no me gusto demasiado.. pero en general esta muy bien, y los dibujos molan mil! XD

Tardaste solo 24 horas en pasarte el juego? diria que yo mas XDDDDD

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